¿Has tratado de describir algo tan magnífico y hermoso, que tus palabras o pensamientos no podían hacerle justicia? Así es cuando tratamos de describir a Dios. Pensando en Dios nos deja sin habla-en sentido bueno. Durante el próximo mes o así, vamos a estar mirando la idea de quién es Dios y cómo es Él. Los teólogos han derramado mucha tinta acerca de quién es Dios. A veces la mejor manera de describirle, es en realidad decir lo que no es.
Una vez eliminado lo imposible, lo restante, sea lo sea, no importa lo improbable, debe ser la verdad. – Arthur Conan Doyle
Dios inventó el lenguaje, sólo sería apropiado que el vehículo que él inventó sería incapaz de definirle. Los primeros padres de la Iglesia usaban el término «teología negativa». Las palabras son inadecuadas para describir a alguien tan magnífico. Dios es inefablemente sublime. A menudo describimos a Dios como invisible, inmortal, inmutable, infinito, incomparable, inigualable. A menudo utilizamos palabras apofáticas y ni siquiera nos damos cuenta de que estamos haciendo teología profunda. Al decir lo que no es, delineamos claramente quién es. Su Naturaleza y carácter no se puede describir con palabras. Su naturaleza y carácter sólo se conocen completamente por su auto-revelación en Jesús, el Verbo hecho carne.
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