El castellano tiene una variedad de formas de decir hasta luego. Una de las maneras en que podemos decir adiós es con dos simples palabras «cuídate». A veces decimos esto cuando estamos realmente interesados en el bienestar de otros, otras veces simplemente lo usamos para decir adiós o estoy harto de ti. Providencia nos dice que Dios se encargará de la creación desde el momento de su inicio hasta el momento de su consumación.
Providencia no sólo significa que Dios es el creador, sino también el sustentador. La creencia en la Providencia de Dios se erige como un baluarte contra el absentismo o en términos teológicos «deísmo».
El deísmo es la creencia de que Dios comenzó todo el proceso, pero no participa de ninguna manera real o significativa en nuestras vidas. Deísmo ve a Dios como el primer principio, la acción inicial para todas las reacciones. Providencia, en contraste, Dios es el primer principio, y el segundo, y el tercero, y el último (Apocalipsis 22:13). Jesús sostiene el universo por la palabra de su poder (Hebreos 1: 1-4).
La imagen ofrecida por el deísmo es una de un Dios que no es de gran alcance o lo suficientemente capaz de mantener un par de platos girando. La imagen ofrecida por la Providencia es que Dios tiene poder suficiente en sola una palabra para sostener todo el universo.
Hay más poder en una sílaba pronunciada por Dios, que todas las palabras que describan las mismas fuerzas de la fusión que impulsan el sol. Cuando Dios dijo: «Me gustaría un poco de luz.» Esa pequeña palabra, «luz» desató los orígenes del universo.
La doctrina de la Providencia nos consuela asegurándonos del cuidado de Dios: Él es todopoderoso y además de amoroso.
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